Tras las huellas del Rey Arturo en Tintagel, Cornualles

Visitar destinos asociados a personajes legendarios es ya de por si gratificante. Y si el escenario además es misterioso y salvaje la experiencia se vuelve doblemente recomendable.


Foto de Nani Arenas

Esta es la sensación que se percibe al llegar a la península de Cornualles, tierra unida a la esencia de la figura del mítico rey Arturo. Para encontrar su latido más fuerte, ponemos rumbo a Tintagel , donde encontramos los restos del que dicen fue su castillo. Una fortaleza oculta en lugar remoto, protegida por acantilados de vértigo esculpidos por la fuerza de olas superlativas que bailan incansables al son de vientos violentos. 

Así descrito parece Tintagel lugar inhóspito, pero no. Es un rincón que deben marcar en su ruta aquellos viajeros deseosos de magia. Y al que hay que ir sí o sí. Tintagel no pilla de paso, ni cerca de nada. Es un lugar que hay que desear. Punto de peregrinación para los seguidores del monarca más adorado de Inglaterra, Arturo, personaje legendario, subido al pedestal de héroe para muchos británicos. Alrededor de su figura han corrido ríos de tinta, ha protagonizado películas, musicales, poemas… todos juntos han contribuido a endiosar al gran Arturo, el cual sigue acomodado en ese espacio que reina entre la realidad y la ficción. 

De la lista de artistas que han rendido norores al rey de Cornualles, destaco a dos: Sir Godofredo de Monmouth, clérigo e historiador británico del siglo XII. Y el escritor victoriano Lord Tennyson. 

De sus páginas han salido la mayor parte de los símbolos que rodean la figura del rey Arturo; su reino, Camelot; su espada Excálibur con la que administraba la igualdad, la justicia y paz. Ginebra, su amada. La legendaria mesa redonda donde solo podían sentarse aquellos caballeros en los que Arturo confiaba y en torno a los cuales creo ese reino utópico y perfecto basado el “primus inter pares” es decir, todo gira en torno a un líder que ejerce el poder rodeado de un grupo de “iguales”. Y por supuesto, el siempre presente y enigmático mago Merlín. 


Foto de Nani Arenas

Monmouth y Tennyson también coinciden al situar la cuna y morada de Arturo en la costa de Cornualles. Y en Tintagel se lee una leyenda que advierte al visitante que ha llegado al “legendary birthplace of King Arthur” (el legendario lugar de nacimiento del rey Arturo). Recordatorio que se repite por en la fortaleza y alrededores.

Pero la cosa no es tan sencilla. Para alcanzar el castillo donde aún vive el alma de Arturo hay que salvar dos obstáculos dignos de un intrépido caballero (o valerosa dama). El primero, cruzar el largo puente colgante de madera. Y segundo, ascender por la empinada, sinuosa y ¡ojo! resbaladiza escalera de piedra y madera de más de 300 peldaños. Recomiendo tener especial cuidado si ha llovido (algo habitual en esta tierra) pues los líquenes centenarios son como mondas de plátano. Atentos también si viajas con niños, con personas con problemas de movilidad o si sufres de vértigo. 

Superadas las pruebas, la recompensa es grande. Las simple contemplación del paisaje hace olvidar el esfuerzo. Decepciona comprobar que casi no queda nada del legendario castillo pero la magia de Arturo aún reina en el ambiente. Tómate tu tiempo para pasear y disfrutar de los acantilados, del paisaje, del aroma a brezo y a tomillo. Si la marea está baja, atento a la playa que se ve bajo el acantilado. Cuentan que en la cueva que asoma cuando se retiran las aguas era donde Merlín hacía sus experimentos mágicos. 


Foto de Nani Arenas

Si no te seduce la idea de subir la escalera ni quieres pasear entre acantilados no te preocupes. A los pies del castillo hay un centro de interpretación también dedicado a al rey Arturo donde encontrarás toda la información que quieras sobre sus hazañas, su vida y su leyenda. 

Por supuesto, aprovecha para dar un paso por Tintagel pueblo, donde todo gira en torno a su hijo más ilustre, convertido con el paso de los años en todo un producto turístico. Tiendas de recuerdos donde adquirir una Excálibur de plástico. Armaduras, trajes de mago. Esculturas a modo de photo-call en cartón piedra alusivas a los personaje más conocidos del reino. Restaurantes con menús tematizados, hoteles y Bed and Breakfast de aires medievales donde hacer noche. 


Foto de Nani Arenas