Canales de Londres: ese oasis de sostenibilidad desconocido

miércoles 24 Noviembre 2021
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Aunque parezca pentira, en Londres es fácil encontrarse de repente rodeado de naturaleza: es difícil caminar más de quince minutos en cualquier dirección sin encontrarte con un espacio verde, ya sea un gran parque o un pequeño jardín donde los londinenses hacen su lunch break. De hecho, hay tantos árboles como habitantes –más de ocho millones- y si miras un mapa, podrás comprobar que el 21% de la superficie de la ciudad es verde.        

 

Los canales, con sus frondosos paseos flanqueados de verde, tienen el encanto de esos lugares de las ciudades que aún pertenecen más a sus habitantes que a los visitantes. Un paseo permite observar de cerca el día a día de los londinenses, desde los que pasan volando en sus bicis camino a casa tras una jornada de trabajo, hasta los que se sientan en el borde de los canales con los pies colgando y están conversando durante horas pasando, por supuesto, por los que han establecido sus barcos-viviendas en sus aguas y han convertido este entorno privilegiado en su casa.

 

Un paseo por esos oasis sostenibles permite al visitante sentirse parte de la ciudad. Quizá porque en los senderos y paseos fluviales que hay a lo largo de los canales el tiempo transcurre a otro ritmo. Merece la pena dejarse llevar por esa tranquilidad que atrapa, la de verse rodeados de verde y de agua, de árboles que en otoño están en su mejor momento, y de esa energía única que tienen los rincones de las grandes ciudades en los que la naturaleza manda.

 

 

Del elegante Little Venice al frenético King’s Cross

 

El canal de Regent’s ofrece un recorrido fluvial asequible y revelador para los no iniciados, que pueden descubrirlo de múltiples maneras, desde a pie, hasta en kayak. Originalmente construido para conectar el ramal de canal Grand Junction de Paddington con el Támesis, su recorrido serpentea desde Little Venice hasta el este de la ciudad, en la zona de los Docklands, y se extiende a lo largo de casi 14 kilómetros.

 

El punto de partida bien podría ser Primrose Hill, un colorido barrio del norte de la capital que bordea Regent’s Park, uno de esos parques históricos del centro englobados en los Royal Parks. Una parada obligatoria es Primrose Bakery y sus famosísimas cupcakes, una autoridad de estos dulces –la de zanahoria es quizás la más British, una delicia-. Dejando atrás el Zoo de Londres, nos adentramos en el canal rumbo a Camden.      Castlehaven Community Park & Horticulture Hub, un espacio verde situado detrás del frenético mercadillo, es uno de esos proyectos ilusionantes que te hace pensar que un futuro más verde sí es posible. Allí, una comunidad de voluntarios organiza eventos centrados en promover un estilo de vida más sostenible, no solo con su apuesta por la regeneración de ese espacio verde que está abierto al público y que ellos mantienen, sino también con talleres dirigidos a aquellos que quieran comenzar a cultivar sus propias verduras o aprender más sobre jardinería. Además, los viernes venden las verduras que ellos mismos cultivan.  

 

Volviendo sobre nuestros pasos a las orillas del canal, continuamos el recorrido rumbo al este, dejando el bullicio de Camden atrás. La próxima parada será la zona de King’s Cross, donde ha tenido lugar uno de los procesos de regeneración urbana y creación de zonas verdes más ambiciosos de la capital en los últimos años. Los días en que era una zona industrial descuidada,–incluyendo coches usados y restos de materiales de construcción- y con un ambiente en el que el tráfico de drogas y la prostitución eran visibles incluso a plena luz del día han quedado muy atrás. Dos décadas después de que comenzasen los esfuerzos de recuperación de la zona, este es uno de los distritos más vibrantes del norte de la ciudad.

 

Antes de continuar el recorrido, Granary Square, con sus ya emblemáticas fuentes, es la parada perfecta para tomar algo o comer. Desde Vinoteca, un amplio bar de vinos inundado de luz natural y con una carta para todos los gustos (biodinámicos, o espumosos ingleses, gin tonics, cócteles y bebidas sin alcohol), hasta el Instagrameable Caravan con sus brunches a la australiana y su café de barista, los excelentes tacos de El Pastor, o las delicias indias del reputado Dishoom –la eterna cola da fe de su calidad-, no sacarle partido a la oferta gastronómica de la zona sería un pecado.

 

La reserva natural de Camley Street, situada entre King’s Cross y St. Pancras en un espacio que ocupa casi una hectárea, ha reabierto recientemente tras una importante renovación. Este espacio natural, desconocido para muchos, fue fundado en 1984 y está construido sobre los vestigios de lo que era un patio en donde se depositaba el carbón que venía del norte, por lo que su poder como símbolo de sostenibilidad tiene mucha fuerza. Allí te encontrarás espacios boscosos y humedales, el hábitat perfecto para decenas de animales y plantas que en otros puntos de la ciudad no tendrían dónde vivir, así como un buen escenario para hacer fotos de un Londres desconocido.  

 

Asimismo, aprovechando el espacio entre el agua del canal y la tierra firme se han construido juncales flotantes que ayudan con la absorción del exceso de nutrientes del agua, lo que contribuye a reducir los residuos y a tener un agua más limpia. Para ver y disfrutar el canal desde un punto de vista distinto merece la pena visitar el Viewpoint, un espacio flotante y aislado gracias a su diseño –a cargo de un equipo de jóvenes arquitectos finlandeses- que permite evadirse y olvidarse que estamos en medio de una gran ciudad y sentirse parte del canal.

 

No muy lejos de allí, volviendo a cruzar al otro lado del canal, el respetado arquitecto paisajista británico Dan Pearson ha contribuido a este cambio de ciclo de la zona con el diseño de los Handyside Gardens, un parque público que se entrelaza con el paseo que transcurre a lo largo del canal. Pearson, que siempre busca la reconexión de las personas con la naturaleza, utilizó para el diseño variedades que destacan por su belleza y por su juego cromático cambiante a lo largo del año. El diseño invita a los paseantes a sentarse a descansar en alguno de los múltiples bancos corridos que hay a lo largo de los jardines y contemplar cómo los elementos naturales coexisten magistralmente con el entramado urbano.

 

 

Desde Angel al corazón moderno de Londres, Hackney

 

Avanzando desde King’s Cross hasta Angel, continuamos el recorrido a pie entre sauces llorones y saúcos, y pronto se comienzan a apreciar jardineras con una variedad de cultivos –dependiendo de la época del año- que van desde hierbas aromáticas a hortalizas. El encantador café Towpath, situado a orillas del canal, es un buen lugar para hacer una parada –la hora más concurrida es el brunch- y probar alguno de los platos que cocinan utilizando alimentos de cercanía. Un buen ejemplo de su filosofía es el refresco natural de flor de saúco, para el que utilizan materia prima que tienen a mano, a orillas del mismo canal.

 

En este café se puede palpar la idea de comunidad que existe entre los habituales y los empleados, el mismo concepto que impulsa las docenas de movimientos vecinales y comunitarios, así como organizaciones sin ánimo de lucro, que trabajan para proteger el ecosistema y la vida natural a lo largo del canal. Ya en Haggerston se encuentran de nuevo metros y metros de islas flotantes que pretenden ser un corredor de biodiversidad. Los voluntarios de la organización sin ánimo de lucro Canal River Trust han sido los encargados de instalar estas islas artificiales que además quieren ayudar a cimentar el concepto de Londres como Ciudad Parque Nacional (National Park City).

 

Por otro lado, The Wildlife Gardeners de Haggerston han iniciado la creación de un corredor verde que, si sus planes se cumplen, se extenderá hasta la desembocadura del río Lea.

 

El recorrido fluvial puede finalizar en la Granja Urbana de Hackney (Hackney City Farm) un lugar excepcional en el que diversos animales de granja, desde cerdos hasta ovejas y patos o gallinas coexisten con visitantes y voluntarios y donde los más pequeños pueden aprender valores de respeto al medio ambiente mientras se divierten.  El café de la granja, Frizzante, está inspirado en los agroturismos italianos y ofrece un menú con ingredientes ecológicos y con guiños a la gastronomía italiana.   

 

Todas estas iniciativas son un buen ejemplo de cómo, tanto las decisiones pro-sostenibilidad que surgen en los despachos como los proyectos vecinales más espontáneos permiten regenerar zonas y proteger la biodiversidad.

 

Por último, si hay fuerzas, una última parada puede ser Columbia Road, una de las calles más fotogénicas de Londres, llena de tienditas independientes, muchas con credenciales sostenibles y en las que puedes encontrar decenas de objetos con encanto (velas, cerámicas, vasos, jabones…). Los domingos la calle acoge el mercado de flores más popular de toda la ciudad. Y para cenar, nada como Morito Hackney Road, un restaurante que ofrece comida mediterránea sencilla y de calidad y que, además, algunos días (normalmente los martes) tiene actuaciones musicales en el sótano.

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Celia Diaz

celia.diaz@visitbritain.org